En el lugar dónde nace el vino, en el viñedo, es allí donde se guardan los grandes secretos de un buen producto. En nuestras viñas, en cada cepa, se encuentra el ADN de Avan, nuestra seña de identidad, aquello que marca la diferencia. Cada nueva plantación parte siempre del mismo clon, extraído de los viñedos anteriores a la filoxera propiedad de la bodega. Dos viveros guardan ese ADN de un viñedo totalmente adaptado a las condiciones climatológicas de la Ribera del Duero.
En la plantación utilizamos un porta injertos de bajo vigor, seleccionando los terrenos más pobres y en pendiente. El marco de plantación los situamos entre 3.500 y 4.000 cepas por hectárea y una distancia de 2,8 x 1 metro entre cepas para fomentar la competencia entre ellas, un mayor envejecimiento en un menor tiempo. Hasta ahí, algunos de los secretos que se pueden desvelar, el resto permanecen a buen recaudo en el cuidado y mimo diario de cada cepa.
Los viñedos más jóvenes y con mayor producción se destinan a la elaboración del Joven Roble, OK. Mientras que aquellos que datan de finales de los 90, con casi dos décadas de vida, son los responsables de nuestro Avan, 12 meses en barrica. Para elaborar Avan Viñedos Viejos, damos un salto en el tiempo, a los viñedos plantados por el abuelo, que tienen entre 50 y 85 años de vida.
Además de la edad, la diferencia entre los suelos es otra de las características singulares. Con viñedos en Fuentelcésped, Santa Cruz de la Salceda, Fuentespina y Aranda de Duero que van desde terrenos arcillosos, hasta arenosos pasando por calcáreos. Variedad de suelos y microclimas que tienen su claro protagonismo en los vinos de viñedo. Desde que las uvas de esos viñedos empiezan a florecer, conocemos perfectamente bajo que etiqueta se van a embotellar, marcadas por las propiedades del suelo y del viñedo.
Vinos de Viñedo
Un viñedo un vino, un vino de un solo viñedo; es el lema de lo que denominamos vinos de Viñedo. Misma elaboración, mismos meses (18) en barricas de roble francés, nuevas y de grano extrafino; pero distintos suelos que hacen tener a cada vino, unas características muy diferentes.
En 2005 nació Valdehernado, de las cepas situadas en ese terruño de suelo arenoso con cantos rodados. Dos años después, en 2007 vio la luz Torrubio procedente de viñedos plantados en suelos arcillosos. Finalmente, en 2014 lanzamos Los Cantillos cuyas cepas de procedencia irrumpen en suelos calcáreos.